lunes, 31 de agosto de 2009

Un inolvidable sueño


(Por Becky Son)

Caminaba por la orilla del mar mas cristalino que mis ojos han visto, podía sentir la arena blanca tan suave y las pacíficas olas jugueteando con mis pies. Llevaba un vestido blanco, de algodón fresco, y me invadía una sensación de paz y confort inigualables.

Empecé a cantar integrando mi voz a la brisa y al viento, en una armonía perfecta en la que toda la maravillosa creación que me rodeaba y mi pequeño corazón ensanchado de gozo… nos entregábamos en adoración al Dios Soberano:


“El-Shaddai…El-Shaddai…El-elyon Na Adonai

Eres el mismo de ayer, en tu nombre hay poder

El-Shaddai… El Shaddai… Erkamka Na Adonai

Te alabaré y te exaltaré… El-Shaddai”


Más allá de cantar con mi voz, cantaba con todo lo que soy, sin pretender impresionar, en absoluta libertad. Cantaba con una dulzura y serenidad tan perceptibles para mis cinco sentidos, que casi no podía creer que había sido un sueño, cuando desperté en mi cama al amanecer.


Cuando yo he tenido un sueño extraño o espectacular, mi primera tendencia ha sido pensar que probablemente se ha debido a una indigestión por los frijolitos de la cena, la última película que vi, o a una fiebre. Esa mañana sin embargo, me desperté con la inquietud de que si Dios quería hacerme entender algo especial, no debería evadirlo, y como ni siquiera sabía qué significaban las frases de aquella canción, me dispuse a investigar y esto encontré:


El-Shaddai: Dios Todopoderoso que sustenta a su pueblo. (Génesis 17:1-3)

El-Elyon Na: Dios Altísimo, supremo (Génesis 14:17:22)

Erkamka Na: Te amaremos (Salmo 18:1)

Adonai: Amo y Señor (Salmo 8)


El conocidísimo canto El-Shaddai, de Michael Card y John Thompson, destaca características de Dios que a veces tendemos a olvidar: que El es tan poderoso para abrir un camino en medio del mar, tan compasivo para levantar al abatido, tan abnegado en su amor por nosotros, para llevar a cabo un plan de reconciliación perfecto aun a costa de su propio dolor. Y en esa majestuosa descripción de nuestro Creador…un verso en la canción nos reubica en una realidad eterna y maravillosa: “Eres el mismo de ayer, en tu Nombre hay poder”.


¿No es verdad que a veces la rutina de la vida nos distrae tanto que nuestra concepción de Dios va decreciendo gradualmente?, como si El se volviese ajeno, distante, como si las maravillas de su poder estuvieran relegadas a un pasado mitológico que nada tiene que ver con nosotros ya. Sin embargo toda nuestra perspectiva cambia cuando recordamos que el Dios cercano a nosotros hoy, es el mismo autor de las maravillas registradas en la historia, cuya eternidad e inmutabilidad son enfatizadas una y otra vez en la Biblia. Ciertamente entonces, no es un Dios pequeño y es tan alentador estar conciente de ello.


Esa mañana yo no solo desperté de un lindo sueño, mi corazón, mi mente y todo mi ser estaban despertando a la impactante verdad de que mi Padre, es nada menos que El-Shaddai, Todopoderoso, Altísimo y Supremo, y no por ello indiferente, sino a la vez atento y amoroso, cuyo Santo Espíritu sigue encontrando una y otra vez la manera de hablar a nuestro espíritu, en forma personal.


Curiosamente años después de esa mañana, caminando por la Antigua Guatemala mientras buscaba una locación para fotografías, encontré exhibido en una boutique un vestido blanco que me pareció familiar. Entré y me lo probé, ¡era tan liviano y fresco como el de mi sueño! Aunque no encontré la locación que buscaba, mis largas caminatas habían valido la pena, pues me compré aquel vestido, para recordar cantar siempre al oído de El-Shaddai mi Padre, ésta y muchas canciones que exalten su poderío, con la misma convicción y devoción, de aquella vez a la orilla del mar, en un inolvidable sueño.


P.D.: Algunos años después, realicé una traducción al español de ésta canción, tratando de ser lo más fiel posible al original en inglés, en el compacto "En lo secreto", la incluimos en los dos idiomas, he aquí un video, con algunas fotos que me hice con el vestido blanco, aunque no es la Playa de mi sueño, las azules y tibias aguas del lago de Atitlán en Guatemala, evocan en mi corazón su bello recuerdo.






Nota publicada en Periódico Nuevo Tiempo, Edición Agosto 09. Guatemala C.A.